El pasado jueves 29 de octubre
con motivo de la celebración de Halloween, los alumnos del ciclo de Animación Sociocultural y Turística organizaron una dinámica para los chicos y chicas de
1 de la ESO.
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Alumnos encargados de la actividad |
Todo empezó un par de semanas
antes cuando Rubén y Jorge empezaron a proponer a sus compañeros de clase la
actividad. Antes habían pedido permiso a profesores y equipo directivo. El
proyecto se complico al realizarse en mismo día que alguna salida con otros
alumnos a la SEMINCI, pero se intentó solucionarlo con éxito.
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Preparando la clase |
Los grupos para la actividad
deberían explicar desde el origen y evolución de Halloween hasta curiosidades,
mitos y otras fiestas similares. Pronto se
pusieron manos a la obra a investigar la historia y a organizar que hacer para
sorprender y poder enseñar a los niños otra forma diferente de aprender.
No solo tenían que contar cada
grupo su tema, sino que, también debían decorar y hacer entrar en ambiente el
aula y pensar en que disfrazarse cada uno. Esto creo un poco de nerviosismo
dado que al principio se dio más importancia a la decoración que al contenido,
pero todo cambio para bien. Ensayo general y ambientación final de la clase
para dar paso al día de la “verdad”.
Se madrugó un poquito más de lo
normal, para ultimar algún detallito final y suena el timbre, nervios, luz de
velas y toc toc toc, primer grupo, primera toma de contacto. Brujas,
espantapájaros, muertos, calabazas se mezclaban con el miedo y las historias.
Costó arrancar pero al acabar, y
tras pedir a los niños que evaluasen la actividad, el grupo hizo balance y
crítica para mejorar con respecto a las siguientes horas. ¿Cómo controlar a 30
niños? Se llego a la conclusión de que sentarles sería lo mejor para captar su
atención. A lo largo de la mañana tras mucho miedo, sustos y aprendizaje,
aparece el problema de que algunos componentes de los grupos debían ir a la
SEMINCI con las compañeras de educación infantil y alumnos de 4 de la ESO.
Pero
pronto se sabe salir adelante sin los compañeros y acabar la mañana de miedo
con un buen sabor de boca y sabiendo que el trabajo fue bueno. Sin embargo lo más difícil fue el controlar
el miedo de los niños para que prestasen atención.
Al final de la última
intervención, en la que el cansancio ya se notaba, y con ayuda de los niños se
empezó a recoger el aula, la mañana no había terminado, faltaba la comida
“terrorífica” que los alumnos del ciclo llevaron a clase.
Entre tartas, tortillas,
empanadas, nubes, bizcochos todos con algún dibujo por encima dedicado al día,
se evaluó la actividad y se acabó la mañana con bailes de toda la clase que
tenía ganas de fiesta.
Irene Gallego Sanz